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Uso y consumo de agua - Los límites de la Tierra III



El agua es un recurso potencialmente renovable
El agua del planeta existe en tres estados físicos: sólido, líquido y gas (vapor de agua).  Está distribuida en tres reservorios principales: los océanos, los continentes y la atmósfera; entre quienes existe un flujo continuo que da lugar al ciclo hidrológico, que se caracteriza por el paso constante de un estado físico a otro.  Este ciclo, es mantenido por la energía radiante del sol y por la fuerza de la gravedad.

Los seres humanos hemos desarrollado la capacidad de transformar nuestro entorno con obras que pueden introducir modificaciones en la cantidad y calidad del agua en puntos específicos (presas hidráulicas, canalizaciones, explotación intensiva de acuíferos) generalmente con la intención de satisfacer nuestras necesidades de consumo y uso doméstico, industrial y agrícola. 

El agua es un recurso natural potencialmente renovable, sujeto a un ciclo natural el cual es clave para la vida y el equilibrio ecológico de nuestro planeta.  La requerimos para usos básicos como saciar la sed, o cocinar, es fuente de caza, la utilizamos para desplazarnos y hacemos uso intenso de ella en la industria, el turismo y sobre todo en la agricultura para irrigar los campos.

La cantidad total de agua en el planeta se estima en 1.400 MM de km3 de los cuales, el 97.2% corresponde al agua de los océanos. El 2.1% está retenido capas de hielo y glaciares por lo que, el agua disponible[1] es apenas el 0.7% del total que equivale a 10 MM de km3.  Esta cifra resulta abrumadora si se compara con el consumo mundial de agua, el cual se ha estimado en unos 2.600 km3 al año.  Sin embargo, algunos expertos advierten que el umbral de riesgo del consumo se sitúa en los 4.000 km3 al año.  Es decir, el consumo de agua no se debería sobrepasar este límite para garantizar la estabilidad del servicio ecosistémico de producción de agua a nivel global.

América Latina y el Caribe se caracterizan por su clima básicamente húmedo y porque poseen grandes recursos de agua dulce en lagos y ríos.  Las precipitaciones promedio en la región son 60% mayores que en el resto del mundo.  Sin embargo, 25% de los territorios son áridos o semiáridos, 20% de sus habitantes no tienen acceso a agua potable y 30% carecen de un sistema apropiado de saneamiento.

La República Dominicana cuenta con 17 zonas productoras de agua alimentadas por la lluvia y localizadas en los principales sistemas montañosos. El agua disponible se estima en 25,966.69 millones de metros cúbicos por año, de los que apenas consumimos el 33% distribuido de la siguiente manera:


Podríamos decir que es una situación cómoda ya que contamos con un excedente que incluso nos permite cubrir necesidades futuras. Sin embargo, entre el 40-50% del agua potable que se produce en el país no se aprovecha debido a fugas y averías.  En Santo Domingo, la situación es más grave aún, ya que el desperdicio de agua ronda el 70% según declarara el Director de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) en 2011.

Hace aproximadamente una década, un grupo de investigadores encabezados por Caroline Sullivan del Centro para la Ecología & Hidrología de Wallingford, Reino Unido, compararon 147 países utilizando una serie de variables: recursos, acceso, capacidad, uso e impacto ambiental[2] para mostrar donde existen las mejores y las peores situaciones con respecto al agua.

Aprovechando la información disponible de un número de fuentes incluyendo el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, estos investigadores desarrollaron el “Índice de Pobreza de Agua” o WPI por sus siglas en inglés. 

El estudio demostró que hay una clara relación entre la disponibilidad de este recurso con la pobreza, la privación social, la integridad ambiental y la salud y concluyó que no es la cantidad de recursos disponibles lo que determinan los niveles de pobreza en un país, sino la eficacia en el uso; estas conclusiones son alarmantes pues como hemos visto, en nuestro país desperdiciamos más de la mitad del agua potable que producimos.

Los expertos nacionales vaticinan que de no tomar medidas para revertir los problemas descritos, para el año 2025 tendremos un déficit que afectará la cuenca de nuestro principal río, el Yaque del Norte. 

Se estima que el 25% de las cuencas fluviales del mundo se seca antes de llegar a los océanos.  El deterioro de los recursos globales de agua plantea una triple amenaza: la pérdida de la humedad del suelo a causa de la deforestación; el desplazamiento de las escorrentías y el impacto en el volumen de precipitaciones.

Si este bien escasea debido a una gestión deficiente, y la demanda se incrementa por efecto del aumento de la población, las consecuencias son claras y previsibles.  De hecho, a nivel nacional son ya varias las zonas del país que sufren escasez o presentan conflictos por la falta de acceso al agua en cantidad y calidad suficientes. Esto puede ser la causa de que la gente emigre a otros lugares que cuenten con mayor disponibilidad. 

Si bien a las autoridades les toca corregir los problemas que afectan el suministro; cada ciudadano puede hacer algo al respecto ya que, los hábitos de uso pueden contribuir grandemente a conservar este valioso recurso. No malgaste el agua ni deje que otros lo hagan.

-         Cierre la llave al lavarse los dientes o afeitarse, podrá ahorrar hasta 10 litros cada vez.
-         Arregle con urgencia las fugas y averías en su casa.  Un grifo que gotea, pierde 30 litros por día.
-         No deje la llave abierta al fregar, ábrala solo cuando lo necesite, ahorrará hasta 40 litros cada vez.  Esto aplica también al lavar la casa o el automóvil, utilice un pitón para regular la salida, el ahorro será aún mayor.
-         Llene siempre la lavadora, puede utilizar el agua del segundo aclarado para regar sus plantas.
-     No contamine los cuerpos de agua dejando desperdicios fuera de su lugar o lavando motocicletas y vehículos en las riberas de ríos y arroyos, esto aumenta los costos de potabilización de los acueductos.



[1] Se entiende por disponible, aquella que podemos obtener a un costo apropiado mediante la tecnología actual.  Así, el agua del río Amazonas o el agua subterránea a más de 800 metros de profundidad no se consideran como disponible y tampoco el agua dulce muy contaminada.
[2] La parte recursos, mide el volumen per capita de los recursos de agua en superficie y subterránea que pueden ser aprovechados por las comunidades y los países. El acceso, mide la capacidad de un país para acceder al agua para beber, para uso industrial y agrícola.  El uso mide la eficiencia de un país en la utilización del agua para propósitos domésticos, agrícolas e industriales.  El impacto ambiental provee una medida para la sustentabilidad ecológica, los temas que incluye son: calidad del agua, estrategias y regulación ambiental, y el número de especies en peligro de extinción.

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