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La culpa no es de los plásticos

A finales de la primera década de este siglo, se llevó a cabo una campaña contra el uso de las bolsas o fundas de plástico ligeras de un solo uso debido a que permanecen en el medio ambiente durante cientos de años antes de que se descompongan, causando gran peligro sobre todo para la fauna marina y para las aves (1).

¿Semillas privadas? ¡No gracias!

La agricultura familiar es una forma de organizar la producción agrícola, la ganadería, la silvicultura, la pesca, la acuicultura y el pastoreo, de forma que sea administrada y operada por una familia.  La actividad depende del trabajo tanto de mujeres como de hombres. La familia y la granja están vinculadas, coevolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales. (1)

Ley Nacional de Semillas… ¡así no!


Las semillas con toda su diversidad genética, constituyen el corazón de la seguridad y la soberanía alimentaria al ser la base sobre la que descansa toda la producción de alimentos para nutrir a la población.

El proyecto de Ley Nacional de Semillas (1) es un instrumento de regulación para controlar lo que se produce y cómo se produce lo que nos comemos.  Este hecho incide directamente sobre nuestra economía doméstica, nuestra salud, nuestro equilibrio ambiental y sobre la competitividad del país en términos agrícolas y toda su cadena de valor asociada.  Por esta razón debemos preocuparnos todos y todas como actores sociales.

El archipiélago dominicano

El 30 de abril de 1982, fue aprobada la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar que entró en vigor el 16 de noviembre de 1994 luego de ser ratificada por 165 Estados. Desde entonces, 34 países se han declarado Estados Archipielágicos, 6 de ellos en la región del Caribe: Bahamas, San Vicente y las Granadinas, Cuba, Jamaica, Haití y República Dominicana. (1)

Residuos peligrosos: Bombillos de bajo consumo.

Los bombillos incandescentes solo aprovechan el 10% de la energía que consumen para iluminar, el 90% se transforma en calor (1). Por esta razón, desde hace décadas se buscan alternativas tecnológicas más eficientes.  Las lámparas fluorescentes se introdujeron comercialmente al final de la década de los 30 (2) y su uso pronto se generalizó en comercios, oficinas, sitios públicos y residencias.