El medio ambiente, la degradación ambiental y la economía

El diccionario de la RAE define medio ambiente como “el conjunto de circunstancias culturales, económicas y sociales en que vive una persona” 
por su parte, Wikipedia lo define como “al entorno que afecta y condiciona especialmente las circunstancias de vida de las personas o la sociedad en su vida”. 

Los factores que originan la modificación y eventual degradación del medio ambiente se pueden clasificar en dos grandes categorías:
1.      Causas naturales o endógenas (desastres) entre las que se pueden citar:
Terremotos
Incendios forestales
Inundaciones
Huracanes
La erosión
Erupciones volcánicas

2.      Causas exógenas o provocadas por la intervención de las personas en su afán por satisfacer sus necesidades sociales, sanitarias, recreativas o industriales.  En cualquier caso, este tipo de degradación, también puede afectar la salud de las personas y/o la rentabilidad económica de las propias actividades recreativas o industriales.

Los ecosistemas tienen una capacidad limitada para acumular materia orgánica en un determinado tiempo.  Esto se conoce como la productividad de los ecosistemas.  En sentido estricto, este término se refiere a la cantidad de energía fijada por las plantas presentes en el sistema, aunque también se utiliza para hacer alusión a la capacidad de un ecosistema de producir bienes y servicios para satisfacer necesidades de los seres humanos. 

No es viable cosechar, cazar o pescar más de lo que un área particular es capaz de producir pues se estarían causando problemas en la disponibilidad de los recursos, como la extinción o la merma de las poblaciones debido a la sobre explotación.  Por lo tanto, es de sumo interés conocer la capacidad de producción de materia orgánica de los ecosistemas o de un área determinada para darle así un manejo adecuado y poder regular las cosechas o el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles. 

El “Desarrollo sostenible” pretende conciliar el crecimiento económico con la idea de sostenibilidad, vinculando lo abstracto con lo físico para perseguir un objetivo común. estableciendo límites medioambientales a nuestra forma de vivir pero a la vez confíando en las posibilidades de crecimiento o desarrollo.

Puesto que el desarrollo sostenible se alcanza satisfaciendo “las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” cada territorio debe establecer políticas sectoriales y generales que sean claras y aportar los recursos técnicos, humanos y financieros necesarios para el mantenimiento de la eficacia de las mismas mediante la ejecución de planes, programas y proyectos específicos.

Es imprescindible reconocer que la continuidad de la actividad humana así como el mantenimiento de la su salud y calidad de vida dependen de la calidad del medio ambiente y la adecuada conservación de sus recursos naturales.  Para ello las personas deberán estar mucho más informadas de esta relación y las administraciones locales y nacionales deben generar las herramientas de gestión y supervisión pertinentes.

Este planteamiento genera un gran desafío social: el de crear un nuevo estilo de vida en el que el comportamiento de los ciudadanos refleje la consciencia de que los recursos son finitos y que no es posible abusar del uso de los mismos sin afectar otros grupos de población ni a las generaciones futuras.

Esto implica hacer un aprovechamiento óptimo, reutilizar y reciclar los recursos a lo largo de las fases de producción, uso y consumo para prevenir el agotamiento de las reservas de materias primas y distribuir y utilizar equitativamente los recursos entre los estados y regiones del planeta.

La economía ecológica es un sistema de conocimiento que concibe el sistema económico como un sistema abierto para poder estudiar cómo se interrelaciona la actividad económica con los ecosistemas y con los sistemas sociales y cómo estos se influyen mutuamente.

Este enfoque de alguna manera retoma la noción aristotélica de economía como gestión de la casa o y por extensión gestión del planeta y parte del hecho de que es prácticamente imposible considerar los hechos económico-monetarios como aislados de la naturaleza. Sino que por el contrario, la naturaleza y los recursos naturales son elementos fundamentales para garantizar la viabilidad del sistema económico.

La economía ecológica asume el planteamiento del desarrollo sostenible al proponer la utilización de los recursos naturales a un ritmo que no malogre su tasa de renovación y mantener la generación de residuos a un nivel que los ecosistemas puedan asimilar o reciclar.  Por tal razón, es una economía con objetivos políticos que obliga tanto a científicos como a políticos a debatir y continuamente tratar de buscar consenso sobre cuáles son los límites ecológicos de la economía.

Esto supone elaborar nuevas concepciones o dar mayor peso a esquemas que hasta ahora no han tenido la atención debida y que suponen importantes implicaciones a nivel socioeconómico, ambiental, tecnológico y cultural.  Algunas de estas líneas de acción son: ahorro energético, participación ciudadana, el desarrollo local sostenible, aprovechamiento y protección de los recursos naturales renovables.


La teoría económica clásica, no considera la naturaleza y los recursos naturales como factores de producción.  Sin embargo, el sistema económico no es un sistema cerrado pues es la naturaleza quien suministra los recursos y materias primas al tiempo que es la receptora final de todos los bienes producidos (en forma de residuos).

Los costos ecológicos y ambientales en los que incurren las empresas durante la generación de los bienes y servicios que producen y ofrecen se conoce como externalidades.  Frecuentemente, estos costos no se contemplan y en el mejor de los casos, se infravaloran (esto así porque en el análisis económico convencional los residuos no son propiedad de nadie) 

La disponibilidad de recursos naturales condiciona la viabilidad del sistema económico ya que los mismos no se pueden sustituir ilimitadamente.  Además, la adecuada gestión de los residuos generados en las distintas actividades económicas, representa un costo para las administraciones locales y nacionales como responsables finales de mantener un ambiente saludable.

Así, el crecimiento económico basado netamente tanto en el desarrollo técnico-industrial como en la expansión urbanística acelerada, pueden dañar más que conservar la naturaleza.  Un modelo de desarrollo sostenible debe buscar un punto convergente en el que la explotación del territorio la extracción de recursos y la generación de residuos puedan coexistir con el mantenimiento de la calidad del aire y del agua así como la preservación la biodiversidad (incluidos los elementos paisajísticos)

Para que estos conceptos sean compatibles, es fundamental que en el proceso de toma de decisiones relativas a la protección del medio ambiente la planificación y el desarrollo compartan un marco general de actuación de manera conjunta según el alcance de que se trate local, regional o nacional. 

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