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Costo y valor del medio ambiente

Costo y valor son dos conceptos que en ocasiones solemos utilizar como sinónimos.  Indistintamente solemos preguntar ¿Cuánto cuesta o cuánto vale algo? Pero… ¿Es realmente lo mismo? Y sobre todo… ¿Qué tiene esto que ver con el medio ambiente?
 

En un sentido amplio, costo es la medida de lo que debemos dar o sacrificar para producir algo.  En el contexto de la economía, es la valoración monetaria de los esfuerzos y recursos que se invierten para producir un bien o servicio. 

Por su parte valor, es una cualidad, utilidad o aptitud que tienen los bienes para satisfacer necesidades o proporcionar bienestar.  Esta condición las hace deseables y en función de ello damos cierta suma de dinero por poseerlos. 

En otras palabras, los bienes tienen valor en la medida que proporcionan utilidad o satisfacción a quien los posee.  Esta característica específica que permite satisfacer una necesidad se conoce como valor de uso. 

Si además este bien se puede intercambiar por otras cosas; entonces este bien, también tiene un valor de cambio.  Así, el valor de cambio indica la cantidad de un bien que podemos intercambiar por otro.  Hoy en día el valor de cambio de un bien se expresa en términos de dinero por lo que el valor de cambio es el precio.

La naturaleza nos aporta bienes y servicios que tienen un claro valor de uso (p ej. el aire que respiramos) pero dado que nuestra respiración no afecta a los demás y como el aire que utilizamos no genera escasez a otras personas, dicho bien carece de valor de cambio y por consiguiente, no es atractivo para el mercado quedando fuera del estudio de la economía.

Así, los bienes y servicios que nos brinda la naturaleza como por ejemplo el aprovisionamiento de agua fresca, la formación de suelo cultivable y la capacidad de regular inundaciones que posteriormente reducen la ocurrencia de epidemias tampoco tienen valor de cambio y por lo tanto, no son de interés para el mercado. 

La economía se constituyó como ciencia con una visión limitada del universo y alejada del contexto físico y natural en el que viven las personas.  Por tal razón, el mercado no es capaz de valorar los bienes y servicios como los mencionados anteriormente y de los que dependen nuestra salud y calidad de vida

Tradicionalmente los economistas incorporan la naturaleza dentro del sistema económico como tierra o recursos naturales sin reparar en que el flujo de materiales depende no solo de factores económicos como los tipos de mercado y precios sino también de los límites físicos impuestos por la naturaleza.  Como vemos, los ecosistemas se interrelacionan con la economía y ambos se influyen mutuamente. 

Reconocer la interdependencia del sistema económico con los ecosistemas y la influencia que ambos ejercen en nuestra sociedad implica un nuevo enfoque basado en la aceptación de valores que nos ayuden a una nueva comprensión del funcionamiento de los procesos naturales y económicos en el mantenimiento de la vida. Como dijo Mahatma Gandhi “La Tierra puede proporcionar lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada persona, pero no la codicia de unos cuantos."

2 comentarios:

  1. Si el agua fresca es un bien abundante como el aire, no hace falta que el mercado ni nadie haga nada. Si es un bien escaso, interesará al mercado si se establecen derechos de propiedad. El mercado será eficiente si, entre otras cosas, se cumple que todos los costes (incluidas las externalidades, entre ellas el coste ambiental) están incluidos en el proceso productivo/distributivo.

    Cualquier ciencia se constituye para estudiar una parcela limitada de la realidad. La economía se constituyó para estudiar la manera más eficiente de asignar recursos escasos a fines alternativos. Así, pues, la gestión del recurso ambiental (si escaso) entra dentro de lo que puede estudiar. De hecho hay toda una rama de la economía que se dedica a eso.

    La economía no es la que valora o deja de valorar nada, sino los individuos con sus preferencias. Tal vez quieras decir que un mecanismo económico concreto (el mercado) en presencia de externalidades (costes ambientales) no produce resultados adecuados según esas preferencias y tendrás toda la razón, pero la economía no tiene culpa.

    Es más, la economía puede explicar perfectamente por qué ocurre eso (el problema de los comunes) y, con su diagnóstico y su metodología, proponer otros mecanismos más adecuados a las preferencias de los individuos (asignación de derechos, impuestos por contaminar, mercados de emisiones,...).

    El análisis económico es un poderoso aliado para los problemas ambientales, no un enemigo. No debemos confundir la Economía como ciencia con la economía como el sistema económico concreto de un país.

    De nuevo un abrazo.

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  2. Me dedico a temas de medio ambiente y sustentabilidad... cuando doy charlas de estos menciono que quien no toma en cuenta el medio ambiente en sus decisiones despilfarra los recursos, les de menos valor del que tienen, quien es sustentable les da un correcto valor de uso y los aprovecha "bien", quien es ecologista además les da valor de existencia y tiende a conservarlos en vez de usarlos...

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