Conscientes de esta problemática,
los consumidores han comenzado a presionar para que se adopten políticas y
normativas limpias industriales. En
algunos casos, han sido las empresas quienes voluntariamente han tomado la
iniciativa para reestructurar sus procesos y hacerlos menos agresivos para el
medio natural.
Estas empresas han entendido que buenos
negocios significan buenas relaciones; y que cuando se tienen en cuenta las
consecuencias ecológicas de su actividad y se toman medidas para reducir su
impacto, los clientes se sienten cuidados.
A finales de la década de los 90
del siglo pasado en los Estados Unidos, un grupo de técnicos e investigadores
de distintas disciplinas liderados por la Academia Nacional de Ingeniería, inició
un esfuerzo de divulgación mediante la publicación del Journal of Industrial Ecology, para concienciar sobre la magnitud
del impacto de las actividades humanas así como del flujo de productos
extraídos de la tierra y que pasan de una empresa a otra combinándose en una
especie de bomba biológica al ser descartados.
La ecología industrial es una
nueva ciencia que conlleva a una innovadora práctica de gestión ambiental; se
dedica a estudiar y cuantificar el impacto que tienen los procesos productivos
sobre la naturaleza, la salud y la sociedad.
Esta disciplina plantea una visión sistémica que reduce el paralelismo
entre los sistemas naturales y los sistemas industriales.
Se ocupa de una gran diversidad
de temas como la determinación de las emisiones de CO2 asociadas a
cada proceso industrial, el análisis del flujo global del fósforo, el
etiquetado electrónico para aumentar la eficiencia del reciclado de la basura o
las consecuencias ecológicas de un boom en las ventas de un determinado
producto.
En términos prácticos, la
finalidad de esta disciplina es conseguir que el consumo de materias primas y
energía se reduzca a niveles tales que los procesos naturales puedan reemplazar
y por otro lado, que las emisiones de residuos disminuyan hasta unos valores
que la biosfera pueda asimilar.
Esto implica un análisis del
ciclo de vida de cada producto así como de los flujos de materia y energía que
requiere tanto la empresa como la economía.
Es un área de interés creciente que promueve el desarrollo de una nueva
contabilidad ambiental que facilitaría el cálculo y la eventual compensación de
los pasivos ambientales generados por las empresas.
Si bien las innovaciones
tecnológicas llevan a un uso menos intenso de energía y materiales, a nivel
global no hay una tendencia hacia la desmaterialización de la economía ni a un
cambio del sistema energético. Al haber
aumentado la población, utilizamos más biomasa y las nuevas fuentes alternativas
de energía como la solar o la eólica, se añaden a la matriz de generación en
lugar de sustituir las plantas existentes de carbón o gas natural.
Sin embargo, las protestas
ambientalistas y la fuerza del mercado, empujan a la industria a asumir
innovaciones tecnológicas y prácticas de responsabilidad social corporativa y
están llevando a los gobiernos a considerar el establecimiento de un sistema de
cuentas del Patrimonio Natural que complemente las cuentas nacionales.
Toca a las universidades
reconocer esta dinámica social así como el potencial de esta área del
conocimiento y en consecuencia, establecer cátedras de ecología industrial y de
economía ecológica para dotar a los futuros profesionales con los conocimientos
que permitan desmontar el mito de que el desarrollo humano requiere crecimiento
económico continuo.
Bibliografía:
Goleman D. (2009) Inteligencia
Ecológica. (1ª edición) Barcelona, Ed. Kairós
Wikipedia. (n/d) Ecología
Industrial. Recuperado el 17 de noviembre de 2012 de: http://es.wikipedia.org/wiki/Ecolog%C3%ADa_industrial
Martínez-Allier J. (2003)
Ecología Industrial y metabolismo socioeconómico: Concepto y evolución
histórica. Recuperado el 18 de noviembre de 2012 de: http://www.gepama.com.ar/pengue/pdf/Ecolog%EDa%20Industrial%20y%20Metabolismo%20Socioecon%F3mico,%20Joan%20Martin.pdf
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