A finales de la primera década de este siglo, se llevó a cabo una campaña contra el uso de las bolsas
o fundas de plástico ligeras de un solo uso debido a que permanecen
en el medio ambiente durante cientos de años antes de que se descompongan,
causando gran peligro sobre todo para la fauna marina y para las aves (1).
Los países de la Unión Europea,
Bangladesh, Taiwán, Sudáfrica, India, China, México y el Estado de California
en EE.UU., han tomado medidas que van desde fabricarlas con materiales
biodegradables (2), cobrar una
tasa a los establecimientos que las distribuyan, hasta su prohibición total con
penas de cárcel y multas para quienes las fabriquen o las utilicen (1) (3). En nuestro país la cruzada contra las fundas
plásticas fue protagonizada por diversas organizaciones de la sociedad civil
aunque el impulso inicial perdió fuerza a los pocos meses.
Esta campaña global ha generado cierta confusión pues se ha acusado
directamente a un artículo de ser el causante de diversos problemas
medioambientales sin reflexionar sobre la calidad del material utilizado para
su fabricación ni la disposición que se hace del mismo luego de utilizarlo.
Es un hecho que las bolsas de plástico son fácilmente llevadas por el
viento; que se cuelgan en los arbustos, flotan en los ríos, obstruyen los
desagües, asfixian a los animales[1]
y afectan la apariencia del paisaje. (3) (4)
Pero la
mayoría de estos problemas son en realidad, efectos negativos derivados de las malas
prácticas que hacemos como consumidores al descartarlas en lugares inapropiados.
Las bolsas de plástico en sí mismas no son un problema.
La disposición final es el factor que contribuye a perpetuar los problemas
y de eso somos responsables los seres humanos, no las bolsas de plástico pero resulta
más fácil culparlas de todos los males en lugar de cuestionar nuestros hábitos y
reflexionar sobre qué tan sostenibles son nuestras acciones.
El consumo mundial de fundas plásticas se estima en mucho más de 500.000
millones de unidades (4) lo que supone una
demanda de entre 60 a 100 millones de barriles de petróleo para su
fabricación. Sin embargo, la decisión de
eliminarlas fue producto de un razonamiento lineal y sencillo con un maquillaje
verde que enmascara una doble negación. Al parecer para tomar esta decisión no se tuvo en cuenta el ciclo de vida
ni la funcionalidad del producto, sólo se dio una respuesta sencilla a un
problema complejo.
Resulta más económico fabricar bolsas de plástico que hacerlas de papel o
fibras textiles. De hecho, fabricar
papel contamina mucho más[2]
el aire que fabricar la misma cantidad de plástico. (5) El papel pesa entre 4 a 10 veces más que el plástico (6) y ocupa más volumen
por lo que fabricar un millón de bolsas de plástico y transportarlas supone
menos consumo de materia prima y energía que si fueran de papel.
Indudablemente, el papel se descompone más rápido pero reciclar plástico
requiere menos energía. Como vemos, el
concepto del ciclo de vida de un producto, nos permite a ver las cosas desde
una perspectiva diferente que nos ayuda a entender la interacción de la
industria, la economía y entorno natural y como todo esto afecta los servicios ecosistémicos
que hacen posible la vida en la Tierra.
Acostumbramos a tomar decisiones sencillas pero vivimos en un mundo
complejo que requiere formas innovadoras de abordar los problemas que
enfrentamos para poder tomar las mejores medidas que resulten en beneficios
ambientales netos. En el caso de las
bolsas de plástico, aunque se haya actuado de buena fe para resolver un
problema, parece que hemos sido negligentes en lugar de eficientes. La culpa no
es de los plásticos.
Bibliografía
1. Fundación vida
sostenible. vidasostenible.org. [En línea] [Citado el: 17 de mayo de
2014.]
https://www.vidasostenible.org/observatorio/f2_final.asp?idinforme=1874.
2. Ecología Verde. El impacto medioambiental de las
bolsas de plástico es enorme. [En línea] 13 de junio de 2007. [Citado el: 17
de mayo de 2014.]
http://www.ecologiaverde.com/el-impacto-medioambiental-de-las-bolsas-de-plastico-es-enorme/.
3. Futuro verde. [En línea] 18 de julio de 2010.
[Citado el: 17 de mayo de 2014.]
http://www.futuroverderd.com/campana-global-contra-el-uso-de-las-fundas-o-bolsas-de-polietileno-de-material-plastico/.
4. Ecoosfera. La invasión de las bolsas de plástico
y sus consecuencias. [En línea] 24 de julio de n/d. [Citado el: 17 de mayo de
2014.] http://www.ecoosfera.com/2010/07/la-invasion-de-las-bolsas-de-plastico-y-sus-consecuencias/.
5. Thomas, Edwin. eHow en español. [En línea]
[Citado el: 18 de mayo de 2014.]
http://www.ehowenespanol.com/bolsas-plastico-versus-bolsas-papel-hechos_326227/.
6. Acaroglu, Leyla. Paper beats plastic? How to
rethink environmental folklore. s.l.: TED, Feb. 2013.
[1] Cerca de 100
vacas mueren cada día al comer fundas de plásticos que ensucian las calles de
la India. cada año,
mueren más de 100.000 tortugas marinas cuando estos animales las bolsas
confunden con comida.
[2] Fabricar papel requiere muchos
químicos y mucha agua, generando 50 veces más contaminación en el agua que la
misma cantidad de plástico.
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