Agua virtual

El agua es necesaria para todas las formas de vida y es un insumo crucial para la provisión de servicios ambientales de los que dependemos tanto, como lo hacemos de la comida y de la energía.  No obstante, su ubicación en el mundo no es equitativa[1] y su distribución en el tiempo es desigual[2]. Estas razones explican porque sufrimos escasez de agua.

A principios de los 90, el inglés John Anthony Allan, del King's College de Londres, estudiaba la importación de agua como solución a los problemas de escasez en Oriente Medio.  En este proceso evidenció que el agua que gastamos no es solo la que bebemos o la que utilizamos al cocinar o al asearnos; sino que también es la que utilizamos cuando escribimos sobre un papel, al vestirnos o al producir, empacar y transportar los bienes y servicios que consumimos.

En efecto, la elaboración de una camiseta de algodón, un vehículo o un kilo de carne precisa de miles de litros de agua que generalmente no está presente en los productos finales.  Este razonamiento permitió acuñar el concepto de "Agua Virtual", que se define como el volumen de agua requerida para la fabricación de cualquier bien o producto agrícola o industrial así como aquella necesaria para facilitar un servicio.

Esta teoría probó ser una herramienta esencial para calcular el uso real del agua de un país y ofrece aplicaciones prácticas que permiten determinar cuánta agua se necesita para la producción de bienes y servicios; comprobar si un país es exportador o importador[3] y a partir de este último dato, plantearse una gestión más responsable y orientar el comercio para emplear los recursos hídricos de forma más eficaz.  Esto le valió al investigador el Premio Estocolmo del Agua en agosto del 2008.

La importancia de considerar el agua virtual es que puede ayudar a encontrar soluciones válidas e inteligentes al problema de escasez de agua en los países que padecen estrés hídrico ya que es una herramienta con la que los gobiernos pudieran planificar su economía en función de la disponibilidad y acceso al recurso. 

Aproximadamente el 15% del agua utilizada en el mundo se destina a la exportación en forma de agua virtual. Según Arjen Hoekstra, experto del Instituto UNESCO-IHE, el 67% del comercio global de agua virtual está relacionado con el comercio internacional de cultivos, el 23% con el comercio de ganado y productos cárnicos y el 10% restante con el comercio de productos industriales.

Aunque la agricultura es el primer sector económico en cuanto al uso de agua, cabe destacar que una dieta carnívora, supone una huella hídrica muy superior a la vegetariana ya que, para producir un kilo de carne de vaca, se requieren entre 10-16 mil litros de agua pues se calcula la cantidad de agua necesaria para hacer crecer los pastos que alimentan la res, la que se ha precisado para refrigerar y almacenar esa carne, la necesaria para transportarla, y multitud de otros detalles y momentos del proceso que habitualmente nos son invisibles.  Por su parte, la producción de 1 kilo de arroz demanda 3 mil litros y el trigo apenas 1.350 litros.

A partir del concepto de agua virtual, se ha creado un mapa mundial, para identificar qué países exportan o importan más agua.  Presentamos la versión del 2011 publicada en el informe de cuentas nacionales de la huella hídrica de la UNESCO-IHE.
 
A pesar de todas sus bondades, este concepto no es inocuo y se le imprime un enfoque inadecuado, entraña el riesgo de que se utilice como pretexto para orientar la producción global como se hizo en su día con la imposición de la división internacional del trabajo. 

Basados en el argumento de que no tiene sentido que un país con poca agua produzca alimentos de elevada agua virtual; se podría plantear la producción donde el agua es abundante y vender donde el agua es escasa.  Así los países empobrecidos que no cuenten con recursos para realizar obras de ingeniería hidráulica, deberán endeudarse para disponer de ellas o terminar importando productos con divisas que afectarían su balanza comercial, en cualquier caso, el efecto sería negativo.

Así pues, el abuso del concepto de agua virtual eventualmente pudiera producir conflictos si un bien natural y de primera necesidad al final se controla con exportaciones e importaciones como el comercio del petróleo.

Bibliografía:
Mekonnen M.M. Hoeskstra A.Y. (2011) National water footprint accounts: the green, blue and grey water footprint of production and consumption, Value of Water Research Report Series Nº 50, UNESCO-IHE, Delft, the Netherlands

Lareserva.com (12 de julio de 2008) El agua virtual. Recuperado el 1º de mayo de 2013 de http://www.lareserva.com/home/agua_virtual

Valijean (14 de enero de 2009) Agua virtual ¿qué es? Ecologíablog. Recuperado el 1º de mayo de 2013 de http://www.ecologiablog.com/post/225/agua-virtual-%C2%BFque-es

Fernández Muerza A. (27 de marzo de 2008) Agua virtual y huella hidrológica.  Eroski Consumer. Recuperado el 1º de mayo de 2013 de http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2008/03/27/175693.php

Noticias gastronómicas (10 de mayo de 2011) Agua virtual. Recuperado el 2 de mayo de 2013 de http://www.gastronomiaycia.com/2011/05/10/agua-virtual/

Aguado Alonso J. (22 de febrero de 2008) Agua Virtual y Huella Hídrica: Dos conceptos para una mejor gestión del agua. Mi+d Recuperado el 2 de mayo de 2013 de http://www.madrimasd.org/blogs/remtavares/2008/02/22/85126

Centro virtual de información del agua. (n/d) ¿Qué es el agua virtual? Recuperado el 2 de mayo de 2013 de http://www.agua.org.mx/h2o/index.php?option=com_content&view=category&id=1270&Itemid=300048


[1] Brasil, por ejemplo, tiene el 15% de la oferta renovable global, mientras que China sólo el 5%
[2] La estacionalidad de las épocas de lluvia y sequía fuerzan la construcción de infraestructura de almacenamiento y regulación de inundaciones que no todos los países pueden costear.
[3] Su cálculo nos permite valorar de qué forma el Estado gestiona este recurso.  Cuando vendemos café, cacao, frutas u hortalizas, estamos exportando agua virtual.  Lo mismo ocurre al revés.

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