Fallas del mercado

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) define la economía como “la ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos.”

Nuestra existencia depende de aspectos como la alimentación, la energía, la salud, etc.
En procura de satisfacer estas necesidades, nos relacionamos con otras personas en un espacio conocido como mercado.  Puesto que la  satisfacción de necesidades genera felicidad, cabe suponer que la idea detrás de la economía es que las personas hagan cosas para ser felices.

Si en el mercado, el conjunto de condiciones de información, producción, intercambio y consumo de un producto funciona bien, el bienestar para la sociedad debe ser el mayor posible ya que, las personas toman decisiones intentando maximizar su propio bienestar o su propia utilidad, es decir, su propia felicidad.

Los mercados funcionan de modo eficiente asignando bienes y servicios aunque, esta asignación no es necesariamente justa o equitativa.  En consecuencia, las transacciones que proporcionan un óptimo individual, no siempre permiten maximizar el bienestar del colectivo. 

Cuando el mercado no alcanza a proveer ciertos bienes, cuando los recursos se asignan erróneamente o de forma ineficiente, o  cuando las actividades se realizan sistemáticamente de modo insostenible, los sistemas naturales sufren, el resultado es desperdicio o valor perdido.  Esto se conoce como falla del mercado. 

Para corregir esta situación se necesita un regulador.  Tradicionalmente, esto se hace a través de políticas públicas cuyo diseño requiere de una buena comprensión del medio natural así como de un conocimiento integral del contexto social.

Las políticas bien concebidas son instrumentos con los que el gobierno puede potenciar la eficiencia del mercado para remediar sus fallas e incrementar el bienestar social de una forma más sostenible.  Una política inadecuada por el contrario, no solo no resuelve la falla sino que puede dar pie a otro tipo de ineficiencias causadas por el sector público. Finalmente, la opción de no hacer nada resulta en una falla por omisión.

Existen diferentes enfoques que los expertos utilizan para evaluar las políticas públicas.  Estos son: el análisis costo beneficio, el principio de precaución y la gestión del riesgo.

El análisis costo beneficio, compara los beneficios sociales contra el costo social.  Es decir, si los beneficios son mayores que los costos, entonces vale la pena la implementación de la normativa.  El resultado de este análisis se expresa términos monetarios por lo que el beneficio de una política o pieza legislativa se puede medir en moneda local o calcularse en divisas.

La economía convencional aborda el tema de costos y beneficios como externalidades; que son los efectos positivos o negativos que producen las actividades económicas, y que implican fallas porque el mercado por sí mismo no las puede resolver.

Las externalidades plantean el gran desafío que de cómo dar valor a los impactos ocasionados. La economía ambiental, ha desarrollado técnicas para hacer estimaciones monetarias como medio para cuantificar los costos ambientales actuales y futuros.

El principio de precaución por su parte, es un concepto que exige que en caso de incertidumbre o posible peligro para la salud humana, animal o vegetal; o para proteger el medio ambiente debido a efectos negativos de ciertos productos o tecnologías, se adopten medidas apropiadas para prevenir el posible daño.

Finalmente el enfoque de gestión de riesgo, utiliza para evaluar la ocurrencia de un impacto negativo que no sucede todo el tiempo ni es un hecho inevitable.  Por esta particularidad, se asume como un subconjunto de análisis de costo beneficio.

No existe una política única que pueda resolver todos los problemas de las externalidades negativas, trataremos de resumir a continuación las políticas más frecuentemente utilizadas.

Comando y control, como su nombre lo indica, es una política que dice a las personas físicas y jurídicas que hacer. Un ejemplo de ello es un estándar que fija un nivel de calidad ambiental que se debe cumplir.

El principio de quien contamina paga, quien genera un impacto negativo tiene la responsabilidad de restaurar el entorno o resarcir económicamente a los afectados por los daños ocasionados.

La internalización de la externalidad.  Es decir, incluir en la estructura de costos de una empresa, los impactos ambientales y la disminución del capital natural que acarrea la dinámica económica de producción y consumo.  Esta solución es posible solo cuando hay pocos agentes.

Los impuestos Pigouvianos. Llamados así en honor al economista británico Arthur Pigou; son un tipo de impuesto que busca lograr que el costo marginal privado (lo que le cuesta al productor producir) más el impuesto sea igual al costo marginal social (lo que le cuesta a la sociedad, incluyendo al productor, que produzca).  Los bonos y/o permisos transables son otro instrumento a menudo utilizado como complemento de los impuestos pigouvianos.

Por otro lado, el incentivo fiscal es una herramienta utilizada como parte de una política de desarrollo destinada a la protección del medio ambiente, al promover un determinado sector o actividad económica, el cual se beneficia de una exoneración total o parcial de impuestos y tasas de importación por inversiones realizadas. 

Finalmente, los subsidios que son transferencias que hace el Estado a ciertos agentes económicos o a ciertas actividades productivas.  Consisten en donaciones de dinero o bienes así como prestaciones de gratuitas de servicios.  Si no es bien administrada, esta política puede generar incentivos perversos al motivar la participación de otros agentes para participar del subsidio.

En conclusión para corregir las falla del mercado, es necesario contar con políticas claras y coherentes que puedan combinarse con los instrumentos económicos que permitan llegar al óptimo de producción y máxima sostenibilidad; para conseguir esto, es necesario manejar información actualizada, oportuna y confiable. 

Bibliografía:
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