La agricultura familiar es una forma de organizar la producción agrícola, la ganadería, la silvicultura,
la pesca, la acuicultura y el pastoreo, de forma que sea administrada y operada
por una familia. La actividad depende
del trabajo tanto de mujeres como de hombres. La familia y la granja están
vinculadas, coevolucionan y combinan funciones económicas, ambientales,
sociales y culturales. (1)
En la región de América Latina y
el Caribe, hay cerca de 16,5 millones de explotaciones agrícolas que involucran
a 60 millones de personas. (2) Este grupo de
población, juega un papel crucial en la producción de una gran variedad de
alimentos básicos y contribuyen de manera significativa al empleo en el sector
rural. De acuerdo a la FAO[1],
las explotaciones agrícolas familiares en el país representan el 81% del total
de fincas[2]
(1). El tamaño promedio de las fincas oscila entre
las 2 a 2,51 Ha (30 – 40 tareas nacionales) (3)
Con la finalidad de promover la
conciencia internacional y fortalecer la contribución de los pequeños agricultores
a la erradicación del hambre y la reducción de la pobreza rural. La Asamblea
General de las Naciones Unidas, declaró 2014 como el “Año Internacional de la
Agricultura Familiar.” (1)
La invitación que hiciera la FAO al Presidente Danilo Medina para que explique en
un congreso en Roma, su modelo de apoyo a los pequeños productores son parte de
las actividades de sensibilización que esta organización lleva a cabo. (4)
En las reuniones sobre los ODM[3]
post 2015 (llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible) se plantea para el 2030, incrementar
sustancialmente el ingreso y la productividad de los pequeños productores y los
productores familiares, con particular atención a las mujeres así como alcanzar
la
protección y el uso sostenible de la biodiversidad agrícola incluyendo la
aplicación de prácticas indígenas o locales y el conocimiento tradicional. (5)
En este contexto que busca
estimular y fortalecer la agricultura familiar en toda la región, el Senado de
la República aprobó el proyecto de la Ley Nacional de Semillas que vulnera la
Constitución y el patrimonio de la nación (6); restringe el acceso
a los medios de producción de alimentos y favorece los intereses particulares
de algunos agroempresarios sobre las necesidades colectivas al permitir la
privatización de las semillas.
Como mencionamos en el artículo Ley
Nacional de Semillas…¡así no!, la aprobación de este proyecto de Ley, supone
el control oligopólico de las semillas y convertir en delito la práctica cultural
de mantener y reproducir semillas. Es un marco legal contradictorio y perverso
porque propicia un enfoque represivo y codicioso en su aplicación que impactará
de forma negativa sobre la seguridad y soberanía alimentaria, en nombre de la
regulación comercial y la supuesta protección de los productores agrícolas.
De aprobarse esta Ley nuestra sociedad perderá la capacidad de decidir
qué alimentos consumir y cómo producirlos, y afectará irremediablemente a la familia
agrícola dominicana.
Bibliografía
1. Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Agricultura
familiar en América Latian y el Caribe: Recomendaciones de Política. [ed.]
Salomón Salcedo y Lya Guzmán. Santiago, Chile : FAO, 2014. E-ISBN
978-92-5-308364-0 (PDF).
2. Mundo microfinanzas. Hablar de agricultura en
América Latina y el Caribe es hablar de agricultura familiar. [ed.] blog.
29 de mayo de 2014.
3. SEA, JAD, IICA. Diagnóstico y Estrategia del
Sector Agropecuario. Santo Domingo : s.n., 1993.
4. Nivar, A. FAO invita a Danilo Medina a exponer
visitas sorpresas. Diario Libre. 29 de mayo de 2014.
5. http://sustainabledevelopment.un.org/. [En línea] 2
de junio de 2014. [Citado el: 16 de junio de 2014.] http://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/4044140602workingdocument.pdf.
6. Congreso Nacional. Constitución
Política de la República Dominicana. Santo
Domingo : s.n., 2010.
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