El agua es un recurso potencialmente renovable |
Los seres humanos hemos desarrollado la capacidad de transformar
nuestro entorno con obras que pueden introducir modificaciones en la cantidad y
calidad del agua en puntos específicos (presas hidráulicas, canalizaciones,
explotación intensiva de acuíferos) generalmente con la intención de satisfacer
nuestras necesidades de consumo y uso doméstico, industrial y agrícola.
El agua es un recurso
natural potencialmente renovable, sujeto a un ciclo natural el cual es clave
para la vida y el equilibrio ecológico de nuestro planeta. La requerimos para usos básicos como saciar
la sed, o cocinar, es fuente de caza, la utilizamos para desplazarnos y hacemos
uso intenso de ella en la industria, el turismo y sobre todo en la agricultura
para irrigar los campos.
La cantidad total de
agua en el planeta se estima en 1.400 MM de km3 de los cuales, el
97.2% corresponde al agua de los océanos. El 2.1% está retenido capas de hielo
y glaciares por lo que, el agua disponible[1] es
apenas el 0.7% del total que equivale a 10 MM de km3. Esta cifra resulta abrumadora si se compara
con el consumo mundial de agua, el cual se ha estimado en unos 2.600 km3
al año. Sin embargo, algunos expertos
advierten que el umbral de riesgo del consumo se sitúa en los 4.000 km3
al año. Es decir, el consumo de agua no
se debería sobrepasar este límite para garantizar la estabilidad del servicio
ecosistémico de producción de agua a nivel global.
América Latina y el Caribe se
caracterizan por su clima básicamente húmedo y porque poseen grandes recursos
de agua dulce en lagos y ríos. Las
precipitaciones promedio en la región son 60% mayores que en el resto del
mundo. Sin embargo, 25% de los
territorios son áridos o semiáridos, 20% de sus habitantes no tienen acceso a
agua potable y 30% carecen de un sistema apropiado de saneamiento.
La República
Dominicana cuenta con 17 zonas productoras de agua alimentadas por la lluvia y
localizadas en los principales sistemas montañosos. El agua disponible se
estima en 25,966.69 millones de metros cúbicos por año, de los que apenas
consumimos el 33% distribuido de la siguiente manera:
Podríamos decir que
es una situación cómoda ya que contamos con un excedente que incluso nos
permite cubrir necesidades futuras. Sin embargo, entre el 40-50% del agua
potable que se produce en el país no se aprovecha debido a fugas y
averías. En Santo Domingo, la situación
es más grave aún, ya que el desperdicio de agua ronda el 70%
según declarara el Director de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de
Santo Domingo (CAASD) en 2011.
Hace aproximadamente
una década, un grupo de investigadores encabezados por Caroline Sullivan del
Centro para la Ecología & Hidrología de Wallingford, Reino Unido,
compararon 147 países utilizando una serie de variables: recursos, acceso,
capacidad, uso e impacto ambiental[2] para
mostrar donde existen las mejores y las peores situaciones con respecto al
agua.
Aprovechando la
información disponible de un número de fuentes incluyendo el Índice de
Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, estos investigadores desarrollaron el
“Índice de Pobreza de Agua” o WPI por sus siglas en inglés.
El estudio demostró
que hay una clara relación entre la disponibilidad de este recurso con la
pobreza, la privación social, la integridad ambiental y la salud y concluyó que
no es la cantidad de recursos disponibles lo que determinan los niveles de
pobreza en un país, sino la eficacia en el uso; estas conclusiones son
alarmantes pues como hemos visto, en nuestro país desperdiciamos más de la
mitad del agua potable que producimos.
Los expertos nacionales
vaticinan que de no tomar medidas para revertir los problemas descritos, para
el año 2025 tendremos un déficit que afectará la cuenca de nuestro principal
río, el Yaque del Norte.
Se estima que el 25% de las
cuencas fluviales del mundo se seca antes de llegar a los océanos. El deterioro de los recursos globales de agua
plantea una triple amenaza: la pérdida de la humedad del suelo a causa de la
deforestación; el desplazamiento de las escorrentías y el impacto en el volumen
de precipitaciones.
Si este bien escasea
debido a una gestión deficiente, y la demanda se incrementa por efecto del
aumento de la población, las consecuencias son claras y previsibles. De hecho, a nivel nacional son ya varias las zonas del país que sufren escasez o presentan conflictos por la falta de acceso al agua en cantidad y
calidad suficientes. Esto puede ser la causa de que la gente emigre a otros
lugares que cuenten con mayor disponibilidad.
Si bien a las
autoridades les toca corregir los problemas que afectan el suministro; cada
ciudadano puede hacer algo al respecto ya que, los hábitos de uso pueden
contribuir grandemente a conservar este valioso recurso. No malgaste el agua ni
deje que otros lo hagan.
-
Cierre la llave al lavarse los dientes o afeitarse,
podrá ahorrar hasta 10 litros cada vez.
-
Arregle con urgencia las fugas y averías en su
casa. Un grifo que gotea, pierde 30
litros por día.
-
No deje la llave abierta al fregar, ábrala solo cuando
lo necesite, ahorrará hasta 40 litros cada vez.
Esto aplica también al lavar la casa o el automóvil, utilice un pitón
para regular la salida, el ahorro será aún mayor.
-
Llene siempre la lavadora, puede utilizar el agua del
segundo aclarado para regar sus plantas.
- No contamine los cuerpos de agua dejando desperdicios
fuera de su lugar o lavando motocicletas y vehículos en las riberas de ríos y
arroyos, esto aumenta los costos de potabilización de los acueductos.
[1] Se entiende por
disponible, aquella que podemos obtener a un costo apropiado mediante la
tecnología actual. Así, el agua del río
Amazonas o el agua subterránea a más de 800 metros de profundidad no se
consideran como disponible y tampoco el agua dulce muy contaminada.
[2] La parte recursos, mide el volumen per
capita de los recursos de agua en superficie y subterránea que pueden ser
aprovechados por las comunidades y los países. El
acceso, mide la capacidad de un país para acceder al agua para beber, para uso
industrial y agrícola. El
uso mide la eficiencia de un país en la utilización del agua para propósitos
domésticos, agrícolas e industriales. El
impacto ambiental provee una medida para la sustentabilidad ecológica, los
temas que incluye son: calidad del agua, estrategias y regulación ambiental, y
el número de especies en peligro de extinción.
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