A pesar de que la
población mundial está en aumento, las necesidades humanas no son crecientes ni
ilimitadas; más bien son pocas, constantes, universales y definen lo humano en
cualquier cultura o época histórica.
Nuestras
necesidades más básicas como individuos son subsistencia, protección, afecto,
entendimiento, participación, creación, identidad, libertad, trascendencia y
ocio. Pero, ¿qué y cuánto se requiere
para subsistir? ¿cuánta protección es suficiente? ¿cuánto es suficiente? Cosas
que parecen normales para a nuestros ojos, pueden ser lujos para otras personas.
Mallmann
et al., 1978 citado en Gallopín G. 2011 p 123, plantea que cualquier elemento material o inmaterial cuyo uso o consumo permite
satisfacer una necesidad, es un satisfactor.
Considerando las necesidades descritas, los satisfactores son
construcciones culturales generadas por las personas y pueden o no involucrar
bienes económicos.
La búsqueda
inducida de estatus a través de la acumulación de posesiones, está empujando un
círculo vicioso de consumo y apropiación excesiva de bienes y recursos
naturales por parte de un reducido grupo de personas, que está causando daño
social y ambiental a escala global.
Hemos llegado a un
punto en el que la salud, la alimentación, la vivienda y la educación no están garantizadas
para todos. La brecha entre pobres y ricos es grande y tiende a profundizarse. La
crisis es sistémica, no coyuntural.
La receta de hacer
crecer la economía para salir del atolladero no es viable. El crecimiento material
de la economía confronta grandes limitaciones.
Por un lado, escasez de recursos naturales y por otro, saturación de la
capacidad natural para diluir y neutralizar desechos y contaminantes. Es necesario entender que un mayor
crecimiento económico significa un mayor impacto ambiental; en
otras palabras, una situación insostenible a largo plazo.
La
sociedad y el ambiente interactúan de manera funcional conformando un sistema
socio ecológico. Una vez satisfechas las
necesidades materiales de la población, la actividad económica solo debería
mantenerse al nivel necesario para garantizar la reposición de las existencias
y el funcionamiento de los servicios.
¿Cuánto
puede entonces crecer la economía? El economista Manfred Max-Neef plantea que a partir de un determinado punto del
crecimiento económico, la calidad de vida de los ciudadanos comienza a
disminuir aunque la economía continúe creciendo. Esta hipótesis se conoce como
la teoría del punto umbral, y fue verificada en varios países de Europa y
América Latina sobre la base del índice de bienestar económico de la ONU.
El
desafío de República Dominicana es salir del círculo vicioso en el que la
economía crece sin que esto repercuta en un beneficio social. El crecimiento
económico en sí mismo, no sirve de nada sino logra mejorar la calidad de vida
de las personas.
La
combinación de crecimiento económico material con una calidad de vida cada vez
mejor es lo que se conoce como desarrollo o progreso y para que el mismo sea sostenible,
tanto el crecimiento demográfico como el crecimiento económico, deberán
estabilizarse con el tiempo.
Bibliografía:
Gallopín
G. (n/d) Midiendo el progreso de las sociedades. Una visión sistémica. En Foro Consultivo
Científico y Tecnológico. Rojas M. (Coord.) La medición del progreso y del
bienestar. Propuestas desde América
Latina (pp 120-125) México.
Barkin
D. y Lemus B. (n/d) Enfoque heterodoxo para entender el progreso en el siglo
XXI. En Foro Consultivo Científico y Tecnológico. Rojas M. (Coord.) La medición
del progreso y del bienestar. Propuestas
desde América Latina (pp 120-125) México.
Theis T. &Tomkin J. editores(Mayo 2012)
Sustainability: A comprehensive Foundation.
Rice University. Houston, Texas.
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