Esta enorme diferencia se debe a nuestra
atmósfera. Un vasto, dinámico y complejo sistema que se extiende a más de
600kms por encima de la superficie terrestre, que está cambiando continuamente y
cuyos cambios, solían estar controlados por procesos naturales.
Algunos de los gases que componen la atmósfera,
impiden que parte de la energía radiante que la tierra recibe del sol sea
disipada de nuevo al espacio, manteniendo la temperatura del planeta dentro de
ciertos límites que permiten el desarrollo de la vida tal como la
conocemos. Este fenómeno natural se
conoce como efecto invernadero.
Los gases de efecto invernadero más importantes
son vapor de agua, dióxido de carbono (CO2), metano (CH4)
y ozono (O3) otros gases con efecto similar son óxido
nitroso (N2O) y los clorofuorocarbonos (CFC). A pesar de que el gas más abundante es el vapor
de agua, el que más contribuye a generar este efecto
es el CO2.
El balance entre la cantidad de energía que entra
y sale de la Tierra controla el clima del planeta, por lo que un incremento en
la insolación, así como una disminución de la tasa a la que se disipa la
energía absorbida, harían que el clima fuera más cálido.
Hoy día, los impactos de las actividades humanas ocurren a escala planetaria y están afectando bienes ambientales
públicos
globales como es el caso de la atmósfera.
La quema de combustibles fósiles, la
incineración de materiales orgánicos así como la tala de bosques que reduce la
masa vegetal que absorbe el CO2, tienden a aumentar la concentración de este y
otros gases en la atmósfera lo que provoca que la tierra pueda retener más
calor, generando así un aumento de la temperatura media del planeta. Este incremento se conoce como calentamiento global y
este último puede inducir a un cambio
climático.
Una mayor
concentración de gases de efecto invernadero, podría provocar un desbalance que
incrementaría la temperatura media de la tierra hasta que se alcance un nuevo
punto de equilibrio. Si bien las
consecuencias de este calentamiento
global son de difícil previsión;
en teoría, se plantea una alteración del ciclo del agua el cual desencadenaría un
cambio climático que terminaría afectando todo el planeta debido al:
-
Aumento de la temperatura
global
-
Aumento de las sequías
-
Deshielo de las regiones
polares
-
Fenómenos hidrometeorológicos
mas frecuentes y de mayor intensidad
-
Elevación del nivel del mar
que acarrearía inundaciones de zonas costeras donde vive cerca del 40% de la
población mundial
Para
prevenir esta situación, es necesario tomar decisiones globales. El gran reto para la sostenibilidad de los
seres humanos, implica lograr satisfacer las necesidades de todas las personas
respetando la capacidad del Planeta para proporcionar recursos y mantenerse el
equilibrio; un escenario que en gran medida depende de un cambio del sistema
económico de producción y consumo a través del desarrollo de nuevas estructuras
de poder que reinterpreten el éxito económico en función de la contribución de
los agentes económicos al bien común.
Bibliografía
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