El bien común, la economía del futuro o el futuro de la economía.


Al igual que otras especies del mundo animal, los seres humanos somos entes con instinto gregario, condición que nos impulsa a vivir en sociedad y nos ha llevado a desarrollar sistemas sociales compuestos por elementos culturales, políticos y económicos que interactúan entre sí.

Dentro de esta compleja dinámica, la parte que se ocupa de la producción y distribución de bienes y servicios con la finalidad de satisfacer nuestras necesidades, compete a la economía. En líneas generales, esta ciencia se ocupa de:

-        El estudio de los métodos o los modos en que la sociedad gestiona sus recursos.
-        El estudio de la transformación de los recursos naturales en productos y servicios finales que serán utilizados por las personas.
-        La correcta y prudente administración de los recursos, ya que éstos son escasos.
-        La buena distribución de los recursos escasos entre los diferentes individuos de una familia o en la sociedad.
-        La explicación de cómo la gente logra sus ingresos y cómo los invierte.

Se hace evidente la estrecha conexión entre las actividades económicas y el medio natural que a través del trabajo, nos permite obtener los bienes materiales necesarios para satisfacer nuestras necesidades.

El acceso a la tecnología, al recurso financiero y la disponibilidad de capital natural, se consideran limitantes del crecimiento económico. La economía clásica percibe la naturaleza como un sistema inagotable. Sin embargo, la dinámica de los ecosistemas está condicionada por límites físicos, biológicos y químicos que nada tienen que ver con esta disciplina.

Esta percepción, provocó un alejamiento entre economía y medio ambiente que se agudizó con la consolidación del capitalismo pues este sistema, acelera los procesos de producción que a su vez, fomentan la sobreexplotación de los recursos siendo esta una de las causas de la crisis ambiental contemporánea.

La economía cuenta con instrumentos para lograr que la actividad económica se mantenga dentro de los límites impuestos por la naturaleza. Después de todo, sus reglas han sido políticamente construidas y socialmente aceptadas. Son bienes culturales artificiales, no leyes naturales; y podrían ser cambiadas si existe consenso y voluntad.

Sin embargo, se impuso una visión reduccionista inspirada en la valorización de los recursos escasos como el dinero sobre los aparentemente abundantes como los recursos naturales.  En este punto, el recurso financiero pasó a ser el foco de atención, desviando la actividad económica de su objetivo inicial haciendo que sus operaciones se basen en el incremento del capital.  En consecuencia, el actual modelo económico se caracteriza por el hecho de que:

-        Sus parámetros de éxito son el beneficio financiero y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Ambos son indicadores monetarios que miden el medio[1], no el objetivo.  Ninguno de los dos indica si hay paz o guerra, democracia o dictadura, si tenemos ecosistemas estables o degradados, si hay confianza o crece el miedo o de qué manera se distribuyen los bienes y servicios en la sociedad.
-        Está basado en el crecimiento continuo e indefinido, algo imposible en un mundo con recursos limitados.
-        Impone su ritmo con indicadores de rentabilidad y eficiencia no ajustados a los ciclos naturales
-        La toma de decisiones de unos pocos incide sobre muchos
-        Necesita crisis para funcionar
-        Se concentra en grandes ciudades generando exclusión social y marginalidad
-        El acceso al conocimiento, al poder y al capital son asimétricos. Demasiadas personas quedan excluidas y en consecuencia tienen una participación limitada en la actividad económica.

De ahí que los comportamientos promovidos por el actual modelo económico sean indiferencia, codicia, falsedad, miedo, engaño, abuso, ignorancia, competitividad desleal, supervivencia egoísta y odio. Esto ha resultado en una sociedad que vive inmersa en grandes contradicciones pues todas son conductas destructivas. Ninguna permite desarrollar unas relaciones humanas fuertes y duraderas, evidenciando una pobre visión del mundo y sus recursos.

Esta situación genera una confrontación filosófica entre los mercados financieros y los ideales humanos. Los valores que actualmente guían el modelo político económico son: beneficio, crecimiento, eficiencia y éxito. Nociones alejadas de los principios de justicia, igualdad, respeto y solidaridad en la que se fraguaron las naciones occidentales y que en mayor o menor medida, recogen todas las constituciones.

En consecuencia, las crisis reaparecen en un ciclo inexorable y cada vez son mayores.  Para salir de este círculo vicioso se hace necesario un cambio, pero… ¿cómo se cambia el modelo? ¿Cuál sería la opción?

En esta coyuntura debemos tener en cuenta que las tecnologías de la información y la comunicación han gestado una nueva sociedad, la del conocimiento, la cual se fundamenta en cuatro ideas potentes, la apertura, la interacción entre iguales, el compartir y la actuación global.  El común denominador de estas cuatro ideas es la colaboración, uno de los pilares de la economía del bien común. Se trata de un modelo alternativo desarrollado por un grupo de pensadores encabezado por el economista austríaco Christian Felber.

Este nuevo modelo económico propone reglas de juego y un marco de incentivos que mantiene la eficacia con la que se opera actualmente, pero cambia el ánimo de lucro y la competencia (principales estrategias de la economía de mercado) por dos nuevos principios la contribución al bien común y la colaboración.

De este modo, se crea un nuevo eje de valores que redefine el concepto de éxito económico de las empresas, en función de su contribución al bien común. Es decir, a su capacidad para satisfacer necesidades sociales como crear empleo, generar confianza, respetar el medio ambiente, ofrecer puestos de trabajo con mejores condiciones, dar igual tratamiento a hombres y mujeres.

En lugar del PIB y el crecimiento económico, los parámetros de evaluación propuestos son el Producto y el balance del bien común atendiendo al nivel macro o micro que se quiera analizar; y se calcula a través de una matriz que incorpora los elementos que realmente son importantes para la vida en sociedad, como la dignidad humana, la solidaridad, la sostenibilidad ecológica, la justicia social, la participación democrática y la transparencia.

La unidad de medida de este balance consiste en puntos que oscilan en un rango que va de 0 a 1.000 lo que permite crear cinco niveles para clasificar cada empresa o institución atendiendo a su contribución al bien común.  A cada nivel, corresponde un color que podría hacerse visible en la etiqueta de cualquier producto, orientando al consumidor en su decisión de compra. 

Todo esto puede ser posible mediante un esquema de motivación fiscal y legal.  Las empresas con mejor puntaje (aquellas que más contribuyen al bien común) tendrían beneficios sobre las otras, como reducción de impuestos, tasa de aduana reducida, crédito con menores tasas de interés, prioridad en las compras y contrataciones gubernamentales.

Los efectos a corto y mediano plazo luego de aplicar este modelo serían:

-        Abaratamiento de los productos de mejor calidad y de aquellos elaborados de manera responsable, en un ambiente justo y respetando el medio ambiente contrario a lo que sucede hoy en día en la mayoría de los casos. 
-        Las empresas se verían obligadas a mejorar o desaparecer.
-        El balance financiero volvería a ser solo un medio de la actividad empresarial, no el fin.
-        Las empresas quedarían liberadas de la presión de crecer y eliminar su competencia pudiendo aspirar a su tamaño óptimo.
-        Se estimularía el emprendurismo.

Aunque puede sonar utópico, esta nueva concepción y humanización de las relaciones económicas, ha calado en empresarios y algunas administraciones locales europeas y desde octubre del 2010, el modelo ha sido asumido por un número creciente de agentes económicos, al punto que podemos considerarlo como un proceso social con un enorme desafío de reivindicación política.  Cabe señalar, que Argentina, EE.UU. Perú, México y Honduras ya han organizado grupos de estudio y aplicación de este modelo.

La crisis que nos sacude es sistémica porque el modelo de producción es insostenible.  La coyuntura nacional e internacional obliga a República Dominicana a tomar importantes decisiones que deben hacerse sobre la base de amplios acuerdos sociales. 

Considerar estas opciones, ayudaría a centrar el debate político en cuestiones trascendentes y urgentes, a fin de que el Estado termine por asumir su responsabilidad integral frente a la sociedad, estableciendo los mecanismos necesarios para que los diferentes sectores asuman su papel en función de asegurar el futuro de nuestro bien común.


Bibliografía
Felber C. (2012) La economía del bien común. Barcelona, España. Ediciones Deusto.

Ferreira J. L. (2010) Los engañosos límites del crecimiento. 9 de febrero de 2010. Recuperado el 1º de julio de:  http://todoloqueseaverdad.blogspot.com/2010/02/los-enganosos-limites-del-crecimiento.html#ixzz1j734kLJn

Concepto de economía. Zona económica. Recuperado el 30 de junio de 2012 de: http://www.zonaeconomica.com/definicion/economia

Definición de economía. Econolink. Recuperado el 30 de junio de 2012 de: http://www.econlink.com.ar/definicion/economia.shtml

Thompson I. (enero 2006) Definición de Economía. Promonegocios. Recuperado el 30 de junio de 2012 de: http://www.promonegocios.net/economia/definicion-economia.html

Cajas J. (diciembre 2010) Economía Ecológica. Ecolink. Recuperado el 7 de julio de 2012 de: http://www.econlink.com.ar/economia_ecologica

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Harford T. (2006) El economista camuflado, la economía de las pequeñas cosas. Madrid, España. Ediciones Temas de Hoy S.A.

Sarlingo M. (n.d.) Globalización, ambientalismo y Políticas Sociocomunicacionales. Naya. Recuperado el 7 de julio de 2012 de: http://www.naya.org.ar/articulos/global05.htm

Tapscott D. & Williams A. D. (2009) Wikinomics. La nueva economía de las multitudes inteligentes. Barcelona, España. Ed. Paidós.

Torres López J. (16 de enero de 2011)
1
Passet, R. (1996) Principios de bioeconomía. Ed. Fundación Argentaria. Barcelona. Pág. 63 – 68.


[1] El dinero fue inventado como un medio para facilitar las relaciones interpersonales y satisfacer las necesidades de forma más eficaz.

2 comentarios:

  1. Es loable pensar en modificar la sociedad y las instituciones económicas para adaptarse a los nuevos conocimientos, problemas y preferencias. La economía del bien común, al final lo que propone es que las empresas paguen más o menos impuestos según su actividad se adecue a unos fines prefijados por el legislador además de promover prácticas de organización empresarial que motiven a trabajadores y consumidores.

    Nada que objetar si se pone, por ejemplo, un impuestos por contaminar siempre y cuando esté convenientemente cuantificado. Otras de las propuestas impositivas de Felber no están tan bien justificadas y no hay evidencias de que lleven a los fines apuntados.

    Como de momento no hay ningún país que haya adoptado este modelo, las experiencias que parten de estas ideas se restringen a prácticas empresariales cercanas al cooperativismo y a técnicas de motivación y de márketing, todo ello dentro del modelo económico legal e institucional ya existente.

    Habrá que estar atentos a lo que consiguen.

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  2. ¿DE VERDAD QUIERES SALVAR AL MUNDO?
    Si eres administrador o visitante de este sitio, posiblemente te encuentras entre quienes, por vocación, se ocupan de buscar soluciones a los problemas ambientales y sociales de nuestras comunidades. Tal vez escribes o haces películas sobre el tema, o participas en algún proyecto o grupo de presión u opinión. Tu labor es fundamental para la difusión de ideas y la toma de decisiones. No obstante todas esas buenas acciones, el deterioro del ecosistema y la conflictividad humana siguen aumentando peligrosamente. Nosotros queremos dar nuestro aporte con una idea novedosa que pensamos pudiera contribuir a acelerar la implementación de cambios fundamentales para prevenir el colapso de la humanidad, científicamente pronosticado.
    Se trata de diseñar una ciudad ideal, la cual posea todas las características de infraestructura y organización correspondientes a la sociedad sostenible que deseamos para la humanidad. Esta urbe, presentada en forma de maquetas, series animadas, largometrajes, video juegos y parques temáticos a escala real, serviría de modelo a seguir para generar cambios positivos en nuestros asentamientos humanos a escala global.
    Creemos que es indispensable dar más importancia a la presentación de modelos perceptibles por los sentidos, lo cual puede generar un impacto mucho mayor que la teoría por sí sola.
    Te advertimos que el modelo de sociedad que tenemos en mente difiere radicalmente, en algunos aspectos cruciales, del tipo de organización humana al que nos hemos acostumbrado durante siglos, pero estamos seguros de que solo cortando de raíz algunas malas costumbres instauradas a fuerza de la manipulación de sectores económicos, religiosos y políticos, podríamos tener alguna esperanza de futuro.
    Si te interesa este proyecto, te esperamos en nuestro sitio web https://elmundofelizdelfuturo.blogspot.com/
    donde estamos trabajando en ese sentido.
    Atentamente, César Emilio Valdivieso París

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